El miedo escénico.
¿Cómo vencer esta terrible sombra?
A cuantos de nosotros nos ha sucedido, que tenemos preparada una presentación magnífica, una exhibición o una charla en público, para al final sólo poder atisbar indicios de esa grandeza. Es sumamente decepcionante terminar con esa sensación amarga que nos dice:
“¿Por qué no he podido hacerlo tan bien como yo sé que puedo hacerlo?”
Conozco directamente mucha gente que tiene una infinidad de “rituales” para luchar contra esta sombra temible que puede asechar a todo aquel que se expone al público. Este miedo es tan fuerte que, muchas veces, ni siquiera nos permite disfrutar de algo que nos apasiona y hemos esperado mucho tiempo por vivir.
Estoy listo, he estudiado y preparado mi audición durante meses. El sol se ha escondido muchas veces mientras yo insistía en lograr esa perfecta ejecución. Desearía realmente hacerlo perfectamente, aunque sé que los nervios suelen afectarme mucho y logran nublar mi fluidez y naturalidad.
Ha llegado el día, me presento enfrente de la gente que viene a disfrutar de mi ejecución, así como de los jueces que van evaluar el fruto de mi esfuerzo. Las manos tiemblan, me cuesta empuñar con firmeza el instrumento; las piernas no son tan firmes como de costumbre; Mi cabeza no deja de decirme cosas como: “Estás nervioso, intenta calmarte, lograrás perder el control y equivocarte. Venga que has estudiado mucho y estás preparado, no te pongas nervioso, tienes que hacerlo perfecto”.
Comienzo con timidez, de momento las cosas van bien, pero falta poco para el compás número 28, esa frase difícil que, ha ocupado gran parte de mi tiempo de estudio las últimas semanas. Maldición, no me ha salido tan limpia y clara como en casa, esto me desconcentra, quiero terminar ya, sabía que los nervios me harían esto. He terminado y estoy enfadado conmigo mismo, a la gente le ha gustado y me dicen cosas como “que talento, eres increíble”, pero yo sé que puedo hacerlo mucho mejor. Tal vez esto no es lo mío…” quería impresionar a mis padres, ellos piensan que pierdo el tiempo y les he dado la razón…”
¿Te suena de algo este relato? Tal vez en menor o mayor medida, pero es mucha gente la que sufre mucho antes, durante y/o después de una actuación, del tipo que sea.
Hay mucha ayuda al respecto, trucos, terapias, consejos e incluso fármacos que quitan la taquicardia, el sudor o los temblores. Te aconsejo que si sufres fuertemente de este miedo, busques toda la ayuda posible y encuentres aquello que te inhiba un poco esta sensación.
Yo aquí quiero exponer mi manera de ver el problema, desde mi persona y cómo he logrado evitar sentirme así cada vez que actúo. Siempre me preguntan si tengo nervios y mi respuesta sigue siendo, «no, no siento nervios, aunque si mucha ilusión.»
Causas por las que sentimos nervios.
Miedo en exceso a fallar: Creo que uno de los principales motivos es, nuestra percepción dañina hacia el fallo. ¿Por qué tenemos tanto miedo a fallar? Es algo totalmente natural en el proceso de aprendizaje, de hecho, debemos fallar para encontrar nuestro camino. El error en una presentación, del tipo que sea, no es tan grave, en realidad, muchas veces el fallo dura unos segundos, y si tienes buena actitud y una gran pasión, ese error se olvida bastante rápido.
“Tocar una nota equivocada es insignificante; Tocar sin pasión, es inexcusable.”
Ludwig Van Beethoven
No temas a equivocarte, disfruta de tu ejecución y regala a la gente emoción, ilusión y pasión. Si durante tu presentación tienes algún fallo, no te preocupes, puede ser aún una exhibición inolvidable para la gente. La gente recordará lo que les has hecho sentir, no recordará algún fallo tonto que pueda pasar.
Necesidad de tener total control: He vivido muchas veces en el mundo de la música, que la gente sufre mucho y es agobiado por los nervios cuando sienten que no tienen todo “bajo control”. En cualquier presentación, exhibición, audición o concierto, hay cierto peligro de que sucedan cosas que salen de tu control. Sal y haz lo que has estado practicando o preparando por tanto tiempo y confía en tus habilidades, sobretodo, piensa en lo que quieres ofrecer a quien está ahí para escucharte. Regala emociones y energía, más que una actuación “perfecta”.
Puedes prepararte para no dejarte vencer contra los imprevistos, intenta practicar como si fuera tu presentación. Hazlo de arriba abajo sin repetir y trata de visualizar toda tu presentación. Incluso puedes “provocar” en tu mente algunos imprevistos a la hora de ensayar para intentar solventarlos rápidamente. Trata de pensar, qué harías si sucediera tal o tal cosa. Prepárate para adaptarte rápido y así tendrás más seguridad ante los imprevistos.
Perfeccionismo: Está claro que, desear hacer las cosas muy bien y esforzarte para ello, es una gran virtud. Creo que debes intentar siempre hacer lo mejor que puedas, pero obsesionarte con ser “perfecto o perfecta” puede jugar en contra tuya.
Nunca lograrás la perfección a la vista de todos.
La gente tiene opiniones diferentes y gustos diferentes. Puedes tocar “perfectamente” todas las notas de una partitura o decir bien todas las palabras en tu conferencia, pero al final lo que busca la gente es recibir un mensaje de valor y sentir emociones auténticas. Si esperas hasta ser «perfecto» y no tener riesgo a equivocarte, tal vez nunca hagas una presentación. En salir al mundo y equivocarte se encuentra el aprendizaje. La experiencia te hará cada vez ser mejor para adaptarte a los imprevistos y cada vez a desenvolverte mejor aquello que te apasiona. Prepárate lo mejor que puedas, pero sal al mundo y muestra tu talento, muestra a tu verdadero YO.
Todos somos únicos y tendrás grandes virtudes como muchos otros defectos. Que esto no te detenga para seguir adelante. Una manera de evitar criticarte duramente es, grabarte o recordar como eras hace meses o años o preguntarle a alguien que te haya visto crecer. Valora tu trabajo y date crédito por todo lo que has aprendido. No sólo te enfoques en tus fallos y defectos, sino que valora tus virtudes y conocimientos.
Querer cubrir las expectativas de los demás: Créeme, jamás tendrás a todo el mundo feliz. Muchas veces he visto grandes actuaciones y ver los comentarios de la gente y siempre hay a quién no le gusta algo. No es ser pesimista, simplemente creo que, hay que buscar ser uno mismo y expresar nuestro mensaje lo mejor que podemos. Hay gente que va a encontrar realmente increíble tu actuación y habrá otra gente que cambiaría algo, no te preocupes, lo importante es que logres disfrutar de lo que haces y puedas regalar emoción a tu público. Si alguien te critica, no es tan grave, intenta hacer las cosas bien y aprende de lo que te digan, si te sirve esa crítica, quédate con ella, sino, simplemente respeta, olvida y sigue adelante. Principalmente, cuidado con las críticas de tus seres más cercanos. Puede que te afecte mucho lo que diga tu madre o tú pareja, pero tal vez ellos no entienden lo que haces o no saben del tema. Analiza con objetividad la crítica como si viniera de alguien más y piensa si está bien fundamentada, sino, amablemente deja ir esas palabras.
Enfocarse únicamente en el resultado: Muchas veces, sufrimos en exceso por pensar sólo en el resultado. Estudiamos y nos preparamos fuertemente pensando en hacer una gran presentación y nos olvidamos de disfrutar del proceso. Hay que jugar y gozar del camino, estamos creciendo y aprendiendo, eso nadie nos lo puede quitar. Si tenemos un fallo o varios, de todo esto hemos aprendido y son momentos que debemos vivir y disfrutar. No hay una sola oportunidad en la vida, tendremos muchas más exhibiciones, y lo que hacemos, lo hacemos porque nos apasiona. No te olvides de darle placer y diversión al proceso.
Autosugestión: Cuando nos estamos preparando o justo antes de salir a nuestra actuación, es sumamente importante visualizar e imaginar cómo saldrá todo. Es muy gratificante visualizar qué haremos y cómo lo haremos. El punto peligroso es que, muchas veces sin saberlo, hacemos esto mismo, pero en forma negativa. Nos decimos constantemente mensajes negativos como: “Siempre me pongo nervioso o nerviosa”, “es muy difícil, no me va a salir”, “tengo poco tiempo de preparación”, “no soy tan bueno o buena”, “hay mucha gente que me va a criticar” etcétera… Es importante escuchar y analizar los mensajes que mandamos a nuestro subconsciente y si no son favorables, cambiarlos por algo que sea más productivo. Aunque al principio te sientas forzado, ¡inténtalo! Ganarás en confianza, autoestima y estado anímico. Yo ahora siempre pienso que tengo las herramientas para solventar cualquier problema; o que nunca me pongo nervioso; Pienso que lo haré estupendamente bien y que será espectacular. Que tus pensamientos dominantes sean positivos y borra de tu mente la idea de que tienes que sentir nervios o miedo. Te quiero decir que se puede vivir una vida artística sin sentir nervios o miedo escénico, que no te digan que es imposible.
Si te cuesta sentirte libre, hay muchos buenos consejos y terapias para luchar contra ello, pero creo que el primer trabajo se encuentra en saber que no es necesario sentirlo y que puedes superarlo.
Yo siempre aconsejo crear un personaje en el escenario, si eres muy tímido o poco enérgico, imagínate y crea un personaje que en el escenario no lo sea, cree en ti y en tu YO artístico o expositor. A veces nos sentimos tontos porque pensamos que es muy “exagerado” hacer alguna cosa u otra. Piensa que la gente va a disfrutar y a ver algo extraordinario, así que créate un personaje que haga cosas extraordinarias. En el escenario, eres el artista, la gente va a disfrutar de ti, así que regálales emoción, pasión y sobre todo show.
Espero que encuentres el camino, TU camino para superar este problema que asecha a muchos y confía en que puedes eliminar esta terrible sensación. Déjame tu opinión en la zona de comentarios o escribe tu experiencia sobre el tema, podemos aprender mucho de lo que escribas. ¡Gracias!
[…] Sin importar que instrumento o tipo de música trabajes, creo que tener una visión creativa de tus conocimientos teóricos te ayudará a asumir mejor lo que vas leyendo, así como podrás sentir más control de lo que sucede. Te puede parecer una tontería, pero ahora cuando tengo alguna presentación y me siento en control de lo que suena y me veo capas de improvisar sobre ello, me siento mucho más seguro y capaz de solventar cualquier inconveniente que pueda suceder. De hecho creo que la improvisación puede ser una gran herramienta para luchar contra el miedo escénico del que hablo en mi artículo “El miedo escénico. ¿Cómo vencer esta terrible sombra?”. […]